sábado, 29 de octubre de 2011

Ser


Yo ser agua que correr por ríos y océanos, ser gota que caer por piel de rostro pálido. Ser águila que tu ver volar encima de nsootros, también ser presa que llevar entre sus garras. Yo ser sol que comenzar a salir por horizonte, también ser luna que despertar cuando día caer. Ser calor de fuego y luz que iluminar, ser chispas de piñas y cenizas de cuando mañana llegar.


Refugio estar debajo de árbol, pero también entre resto de hermanos. Hermanos luchar y protejer juntos, ser uno,ser tribu.
Tribu cuidar de todo, porque todo ser tribu: tribu ser gota de lluvia, ser presa, ser sol y luna, también ser chispa y haber sido rostro pálido.

Yo ser tribu antes que ser indio.

martes, 25 de octubre de 2011

Juego de tronos- Canción de hielo y fuego

- ¿Un hombre puede ser valiente cuando tiene miedo?- preguntó Bran después de meditar un instante.
- Es el único momento en que puede ser valiente- dijo su padre.

Detectives de papel


El escritor  es en cierto modo un detective, persigue sin cesar una idea tras otra, un reflejo en la superficie de un lago, un susurro en el viento, un olor tenue pero fresco, pero por mucho que la sigue y la sigue parece que nunca acaba de alcanzarla.

Escribir es un devenir constante, un ir y venir sin parar de perder y reencontrar el rastro. Por el camino escribe lo que ve y ve lo que escribe, muchas veces sin tener muy claro el límite que separa el mundo real de la ficción. En realidad el escritor es un contador, un contador de su propia búsqueda; todo se reduce a eso, buscar y ser buscado, perseguir la perfección, el releimiento gratificante, la verdad de la palabra. Todo lo demás no importa nada, sólo el texto sublime, el rastro en una brizna de hierba que se mece con la brisa, nada más.

Es una motivación y frustración constante, un choque eterno contra el muro de las limitaciones, un quiero y no sé perpetuo; a la vez es un aprendizaje continuo, que deja un rastro de migas tras de sí que permiten desandar lo andado cuando uno anda perdido, es un camino lleno de cruces, aunque todos lleven al mismo sitio, es un barco a la deriva de las ensoñaciones de la mente.

Ser escritor es vivir, por que la escritura es vida, y por eso mismo el escritor anda siempre perdido, buscando y viviendo en la magnificencia de la naturaleza misma.

lunes, 24 de octubre de 2011

07.20

Se sube al autobús aún adormecida; son las 07.20 de mañana y parece que la luna se resiste a retirar su manto. Se sienta y respira, y, una vez más, como cada mañana, comienza con el tedioso trabajo de desenredar los cascos; llega a la siguiente parada y por fin se acomoda del todo: calentita dentro de su abrigo, con su termo en la mano izquierda y el teléfono en la derecha.

La música empieza a sonar, demasiado alta para el que va a su lado, perfecta para ella; las primeras notas de Las Cuatro Estaciones comienzan a sonar y como si de llaves se trataran, van cerrando una a una su mente, haciendola complétamente hermética a cualquier estímulo exterior.
Poco a poco va llegando a su destino, y un escalofrío recorre su espalda tras el sólo de violín. La gente a su alrededor se prepara para salir, todos siguien la misma coreografía: bufanda, abrigo, guantes, comprobar si llevo el abono, mirar el teléfono y esperar...

Respira, el autobús comienza a decelerar y al llegar a su parada un pensamiento cruza veloz su cabeza: ¿Porqué no escribirlo?

jueves, 20 de octubre de 2011

Tic Tac



Tic Tac, el reloj resuena por la habitación a falta de una conversación que disimule el pasar del segundero durante un tiempo que se hace infinito.

Tic Tac, de repente dan y cuarto y suena una musiquita, una de esas de reloj de pared antiguo, que la sacan de la habitación del tiempo infinito y la transportan a otra época. El sonido evoca un tiempo donde el titilar era de tazas de café sobre los platillos y una animada tertulia se sobreponía al ya entonces antiguo reloj entre pastelillo y pastelillo. La abuela se paseaba de un lado a otro mientras la familia, sentada en círculo, ocupaba todas las sillas de la casa.

Tic Tac, son y media y el reloj vuelve a sonar, esta vez la lleva a un sitio mucho más triste, todos vestían de negro y  la lluvia claqueaba sobre el cristal de la ventana. Un silencio lo envuelve todo, todo salvo el tic taqueo del impertérrito reloj de pared. Tic Tac

Tic Tac, menos cuarto y es navidad, en casa hacía un calor agobiante y el aburrimiento mataba a todos mientras esperaban la hora de la ansiada cena. Tic Tac, sonó una música que puso a todo el mundo en guardia, Tic Tac.

Tic Tac y está de vuelta en la salita, mira a su alrededor, nada es como ella lo recuerda, todo ha cambiado y ahora ya no hay nadie cerca, las luces están apagadas y una suave luz de primavera entra por la ventana, sin embargo el tiempo no pasa. Tic Tac, llaman a la puerta por fin, abre y le sonríe. Otra historia que el reloj recordará cuando los testigos pasajeros del tiempo se hayan ido o hayan olvidado.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Colores


No se cómo os veréis vosotros, pero yo os encuentro más bien morados. Una ciudad que te absorbe como Madrid y un paseo sin rumbo fijo por el centro son los ingredientes perfectos para una pequeña enajenación mental en la que somos capaces de volar más allá. Aunque aquí predomina el amarillo, cuando te acercas más a una de esa personas te das cuenta de que ése es sólo el aspecto global de la masa, y descubres que, pese a que muchos de ellos son morados o azules, hay personas rojas, verdes e incluso naranjas y marrones, y de ahí la necesidad de que sea en el centro donde tengan lugar vuestras ensoñaciones y desvaríos oníricos, porque allí es dónde esto tendrá un efecto más profundo. No se que pensareis vosotros, pero apestáis a morado, y echo de menos el verde.